La Casa 11 Mujeres (Eleven Women House) es una de las últimas obras del arquitecto chileno Mathias Klotz, una vivienda al borde de un acantilado cerca de Santiago de Chile.
La casa Once Mujeres, es una residencia de veraneo, ubicada en la ladera de una duna, a 160 kilómetros de la capital, donde se reúnen padres, hijos y amigos a pasar fines de semana, o períodos más largos que se pueden llegar a extender por varias semanas especialmente en el verano.
El nombre “Once Mujeres”, se debe a que los dueños, son una pareja de divorciados, que entre ambos suman 11 hijos, todas mujeres, cuyas edades fluctúan entre la mayoría de edad y los 8 años.
El lugar posee una magnífica vista al pacífico, a la vez que una fuerte pendiente hacia el mar, con magníficas vistas que debían ser explotadas. Es por esto que el programa se desarrolla en tres niveles, además de una habitación para invitados bajo la piscina, en que la totalidad de las habitaciones miran al mar.
La casa Once Mujeres tiene como desafío resolver un vasto programa en un terreno que pese a su superficie, está fuertemente restringido por el código de edificación y las condiciones topográficas. El volumen resultante y la superficie construida, son el máximo posible en ambos casos.
Para lograr esto, lo primero fue hacer un corte vertical de nueve metros de altura, que permitiera el ingreso de luz y aire por la fachada oriente, donde se ubica el ingreso.
Este corte generó un gran muro de contención que fue resuelto utilizando la el sistema de Tierra Armada, que permite luego el crecimiento de vegetación, minimizando el alto impacto físico y visual de la operación.
La casa está planteada como un volumen monolítico de hormigón visto, que alberga la sala de juego y el cuarto de TV en el zócalo, las habitaciones y estares de jóvenes en la planta baja, y el estar principal, cocina y habitación principal en el nivel superior.
Todo el moldaje ha sido hecho utilizando tabla de pino horizontal, salvo en el cuarto principal, que este se ha dispuesto en forma vertical, para diferenciarlo del resto del programa.
La planta de techos ha sido utilizada como terraza y patio de ingreso, incorporando una serie de lucarnas en el piso que iluminan los la cocina y el estar, ya que estos no reciben luz directa sino hasta el atardecer. La totalidad de los pavimentos ha sido resuelta con mármol travertino, de modo de generar la misma continuidad espacial que se logra en el cielo, donde la losa atraviesa los recintos sin ninguna interrupción.
Los muros divisorios internos son blancos, y las puertas no poseen carpintería para lograr el mismo objetivo de continuidad que en pisos y cielos.
Se ha construido además un departamento de invitados, dispuesto bajo la terraza de la piscina, garantizando de este modo la privacidad.
El paisajismo ha sido resuelto en la idea de reforzar la vegetación propia de esta costa, en base a suculentas nativas y otras especies exóticas, presentes en el entorno.
La circulación y accesibilidad en este terreno con tanta pendiente, ha sido resuelta utilizando bancas de cemento prefabricado como gradas y senderos.
Fotografía | Cristobal Palma
Fuente | Dezeen